El
hecho noticioso, y si es relevante con más veras, se investiga, se
confronta y luego se informa, NO SE CREA; tal como perniciosamente lo
hacen periodistas de el periódico El País de Cali quien acosando,
provocando e incluso exponiendo, quién sabe, a la delincuencia, con sus
grabaciones frente a una unidad residencial de Dapa, a familias anónimas
que allí residen en paz y armonía, ponen en evidencia su precario rigor
periodístico y su minúsculo decoro profesional, causando zozobra,
inquietud e incertidumbre entre los que acceden a su propiedad y los que
trasegan por la polvorienta y maltrecha vía a ese corregimiento;
no para enarbolar el bizarro talante de un verdadero periodista sino
sólo para saciar su irresponsable vocación tremendista y su sórdido
espíritu amarillista.
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