Todo parece indicar que las directrices del establecimiento son
escarmentar a como de lugar, aún extravasando lo estrictamente legal, con saña
y sevicia, al Ex-Senador Juan Carlos Martínez Sinisterra. No de otra
manera se pueden entender las denuncias, hasta ahora no desmentidas por el
IMPEC, que ha hecho Martínez, de maltratos físicos y vejámenes a su dignidad
como persona, incluso hablando hasta de períodos de horas sin que se le
haya suministrado alimento alguno; y justamente ayer que para evitar que el
ente carcelario al que encargan de sus traslados en la ciudad de Cali, vale la
pena aclarar, el de máxima seguridad de Palmira, dirigido por un ex
oficial de apellido Pinto, no produjese demoras en el traslado del ex senador y
que de contera, esto ya lo contó Martínez, se evitase que exacerbaran sus
aviesos malquereres hacia él, éste fue trasladado directamente desde Bogotá a
muy tempranas horas hacia el juzgado del conocimiento y ante el evento
infructuoso de llevar a cabo la diligencia por el paro de Asonal Judicial, en
vez de tomar la sensata decisión de devolver de inmediato al ex senador hacia su sitio
establecido como reclusorio, que es el patio Ere-Sur de la Penitenciaría La
Picota de Bogotá, el inefable Pinto mandó un piquete de agentes del IMPEC para
llevarse a Martínez para la cárcel de máxima seguridad que dirige, en un afán
que, digamos, debiera ser digno de mejor causa, habida cuenta que ese mismo día
de la llegada del ex senador, si fuese el interés de Pinto su seguridad, como
seguramente argüirá al ser requerido, hubiesen estado sus agentes ahí para
recibirlo, pero nada, a Martínez lo llevaron al juzgado los agentes del IMPEC
que fueron destacados para esa labor desde Bogotá, los mismos con los que
arribó al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón; de esperar a los muchachos de
Pinto la audiencia no se hubiera frustrado por el paro sino por la llegada
tarde de estos, como sucedió en la anterior diligencia del pasado diecinueve de
setiembre, donde el Juez tuvo que levantar la audiencia porque a Martínez el
IMPEC nunca lo llevó dentro del término de la diligencia, estando ya desde el
día anterior en la ciudad de Palmira por antojo y capricho de quién sabe qué
personajes a los que el señor Pinto obviamente está obedeciendo. De ahí que en
esta comunidad blogger nos preguntemos quién o quiénes, el porqué ya es
conocido, está o están ordenando este show macabro de sometimiento ominoso a la
persona y dignidad de Juan Carlos Martínez Sinisterra.
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