A la cola, como todo el mundo, se
oyó la orden gutural desde ultratumba. El andar sin dirección alguna hacia su
casa, con esa sensación de no haber propiedad, la misma que te hace dueño de
todo y dueño de nada, puso a Telmo a no aceptar y protestar la orden inanimada;
y el querer entrar a ese túnel de paz y de armonía exacerbó su terquedad hacia
la consigna, pero una mano gélida tocó su espalda y escuchó: hombre, haga caso,
usted está vivo, no discuta esa orden no sea bobo, esta es la cola para entrar
pero a la casa de los muertos, al cementerio.
Henry Cabezas Díaz
Concurso Cadena Ser España
Microrelatos en cadena 100 palabras
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